El cambio climático es mentira y la Tierra es plana
Por una estrategia antifrágil para el Planeta
Aunque parezca mentira, todavía hay personas que mantienen que la Tierra es plana, pese a se viene probando que es una esfera desde Aristóteles y Eratóstenes en la Grecia Antigua, y ya contamos con pruebas tan concluyentes como la observación desde el espacio (y que cualquiera podemos demostrar fácilmente).
De igual manera, encontramos con frecuencia con teorías negacionistas del cambio climático con escaso soporte científico, más en clave de “creencia” con fuertes sesgos políticos o económicos. Como si el cambio climático fuese una conspiración, “para que consumamos menos y entreguemos la industria a China”.
Aceptar dichas creencias nos puede llevar a actuar ignorando la realidad, de la misma manera que creer que la Tierra era plana pudo retrasar el descubrimiento de América. Sobre todo, nos puede llevar a un escenario en el que hay muy poco que ganar y mucho que perder. Más cuando algunos están convirtiendo el cambio climático en objeto de un debate político alejado de la ciencia, que puede decidir políticas y regulaciones.
La evolución de las temperaturas ha hecho que negar el cambio climático sea algo cada vez más difícil de defender. En los últimos 9 años se han ido batiendo sucesivamente récords globales de temperatura, siendo 2023 el año más caluroso de la historia, y la mayoría de sus meses también máximos.
Y es que el cambio climático no es lineal, sino exponencial. Como ilustra visualmente este gráfico de The Economist con la evolución de las anomalías en temperaturas diarias globales desde 1960 a 2023 sobre la referencia de la media pre-industrial. No hay tiempo que perder.
¿O sí? Una evolución tan contundente ha movido la discusión sobre el cambio climático a si este se produce como consecuencia de la acción humana, o es independiente y va a seguir ocurriendo, hagamos lo que hagamos.
Los que “niegan el cambio climático” niegan que haya base científica para ligarlo a la acción humana, ni por tanto necesidad de tomar medidas y descarbonizar. Incluso cuentan con sus “científicos de cabecera” que refrendan este argumento.
No parecen valorar que el 97% de científicos especializados en clima esté de acuerdo en que la causa del cambio climático es la acción humana. O que las declaraciones que niegan la relación causa-efecto no vengan de especialistas en climatólogía.
Pero que los gases de efecto invernadero tienen un impacto directo en el cambio climático parece estar sólidamente soportado. Como explica Charles C. Mann en este vídeo de 4 minutos, el efecto del CO2 sobre el cambio climático es resultado de aplicar la física y química básica, sobre la que “el consenso científico no es del 97%, sino del 100%”.
Aquellos que niegan nuestra influencia sobre el cambio climático no parecen contar, por tanto, con mucha evidencia a su favor, pero celebran cualquier dato que pueda avalar esta teoría.
Pero, ¿y si estuviesen en lo cierto y llevasen razón? ¿y si la comunidad científica estuviese equivocada y no hay nada que podamos hacer contra el cambio climático?
Incluso en ese caso no podemos permitirnos el lujo de arriesgar.
Aunque no se pueda probar con certeza absoluta la causalidad entre los gases de efecto invernadero y el cambio climático, la probabilidad de que sí la haya es demasiado elevada para no hacer nada. Sería como jugar a la “ruleta rusa” con nuestro Planeta.
En términos de Taleb, el cambio climático no deja de ser un “cisne negro” (o la causa de muchos) para el que hay que estar preparado. Negarlo no sólo supone ir contra la ciencia y la probabilidad, sino jugárselo todo a una carta. Necesitamos una estrategia antifrágil para el Planeta que nos abra la mayor opcionalidad posible y nos proteja de los escenarios negativos.
Es más, lo que implica combatir el cambio climático, reduciendo emisiones de gases de efecto invernadero y potenciando la Naturaleza, tiene muchos beneficios.
No sólo nos puede llevar a una sociedad y economía mejores, liberándonos del consumismo y de la dependencia de los productores de crudo. Sobre todo, significa apostar por preservar y regenerar la Naturaleza y aquello que hace de nuestro Planeta un gran lugar para vivir. Sólo por eso valdría la pena no jugársela a la ruleta rusa.
Y es que el cambio climático es real y la Tierra no es plana. Por eso tenemos que migrar de la economía lineal a la circular. Y tomarnos en serio la amenaza. Como diría Galileo, “y, sin embargo, se mueve”
¡Gracias por leer Verdades Incómodas!
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"el cambio climático no es lineal, sino exponencial" y más grandes verdades. Gracias Jose Maria por estas ideas y también por mencionar a Nassim Taleb. Con sus libros sobre antifragilidad ( https://amzn.to/4aVIwNI ), muy distinto y más útil que la resiliencia que tanto se menciona como solución a los retos que nos rodean. Y los cisnes negros ( https://amzn.to/4bcqG8S ) El impacto de lo altamente improbable .