¿Tienes cosas en casa que dejaste de usar y de las que, en el fondo, te gustaría “liberarte”? ¿Nunca encuentras el momento para hacerlo? No ya vendiendo, sino incluso regalándolas o donándolas. ¿Has acabado tirándolas un día que te has hartado?
Esta paradoja es desgraciadamente habitual. Nos sobran cosas y nos falta tiempo. Sin embargo, da para pensar que, aún faltando el tiempo, luego sí encontremos el tiempo para comprar más cosas, muchas de las cuales seguirán el mismo destino.
Hackear el hábito de comprar
Hace varios años enviamos esta notificación push a la comunidad Gratix:
Este fin de semana no compres, regala ♻️🎁🌍
Aunque no apreciamos cambios sustanciales en la actividad en la plataforma, quisimos pensar que mensajes como este podrían ir generando una “lluvia fina” que nos haga reflexionar sobre a qué dedicamos nuestro tiempo, y desplazar parte de la dopamina que nos produce el comprar hacia hábitos más circulares. También convencidos que, al deshacernos de lo que compramos y no usamos, nos haríamos más conscientes como compradores.
El mismo reto se plantea con otras alternativas circulares. Incluso vender, con los ingresos extra que puede generar, continúa siendo una actividad mucho menos impulsiva que comprar. Pese al indiscutible éxito social de Wallapop, todavía las casas están llenas de cosas que no circulan - pese a todas las notificaciones push que ellos también envían, recordando que “hoy puede ser un gran día para subir productos a la app”.
Hacerlo atractivo
Para popularizar la economía circular, vender debería de ser tan fácil y atractivo como comprar. Algo que, además de generar un ingreso, fuese divertido, algo a lo que nos apetezca dedicar nuestro tiempo, un plan de ocio incluso.
Aunque plataformas como Wallapop, Vinted o DePop tienen un componente de entretenimiento, lo que explica sus buenos datos de audiencia y fidelidad, sobre todo entre los más jóvenes, necesitamos más estímulos para dedicar más tiempo a facilitar que se reutilicen las cosas que no usamos.
Hacerlo fácil
Desde Hamelyn, “circular merchant” que compra libros para venderlos en plataformas como Amazon, se centran en la facilidad como clave. Sus fundadores lo tienen claro. Así lo explicaban en esta entrevista con El Referente:
Hamelyn nace bajo la premisa de que la experiencia de comprar cualquier producto online ha evolucionado mucho en la última década, sin embargo, el proceso inverso, es decir, vender cosas usadas, sigue siendo un proceso tedioso en el que, en la mayoría de los casos, hay que recurrir a plataformas de clasificados donde hay que crear fichas de producto, poner precios, chatear, e, incluso quedar físicamente para el intercambio del artículo.
Nosotros queremos mejorar esa experiencia con una mezcla de tecnología y operaciones, para hacer que se asemeje lo máximo posible a la que tenemos cuando compramos algo, que sea fácil, rápido y cómodo.
Con esa misión de que vender sea tan fácil como comprar, su visión de la compañía es convertirse en “la app para vender”:
Hamelyn será la app de referencia que los usuarios usen para vender cualquier cosa que no necesiten de forma fácil, rápida y sin complicaciones.
Un aplauso para Hamelyn y su visión 👏.
El enfoque de los “circular merchants” como Hamelyn, a diferencia del de los marketplaces como Wallapop, está en eliminar esfuerzos y hacer que el deshacerse de cosas sea lo más fácil y rápido posible. Que sea una opción más atractiva que el punto limpio, con la que además se pueden generar ingresos.
Con Hamelyn, basta escanear libros y meterlos en una caja para su recogida y pago tras su recepción. Percentil ofrece un servicio similar para la moda, recogiendo una bolsa con las prendas que reúnen los requisitos establecidos en su web. De igual forma, el plan Renove de BackMarket facilita la recogida de ordenadores y móviles que ya han sido previamente valorados online.
Otras iniciativas van un paso más allá. Es el caso de Arquitectura del Orden, que convierten casas por vaciar en showrooms en las que ponen precio a todo lo que hay en la casa y organizan días de visita para que los interesados puedan comprar lo que les interesa. Hackeando el concepto tradicional de vaciado, y convirtiéndolo en un evento comercial, y algo especial. En sus palabras: “honrando cada detalle de un hogar, destacando la belleza de todos los objetos de una casa para que encuentren un nuevo espacio y hagan felices a otras personas".
Hacerlo un hábito regular
Los circular merchants añaden eficiencia a tener que vender cada objeto uno a uno. Aún así, darle una segunda vida a las cosas sigue requiriendo tiempo. ¿Es algo que podemos comprometernos a hacer regularmente? ¿Es un hábito que podamos incorporar y que llegue a acompañar al de comprar? ¿Con qué frecuencia?
Estudios recientes apuntan a una concienciación cada vez mayor de la reutilización y la economía circular como palanca de la sostenibilidad, y una sensibilización cada vez mayor sobre la urgencia medioambiental, particularmente entre los más jóvenes. Pero el peso de la segunda mano como total del consumo sigue siendo modesto.
Una regulación favorable también puede sumar. Así ha ocurrido en Francia, uno de los países dónde más se ha acelerado la economía circular, en buena parte gracias a la Ley “Anti-Desperdicio” (en francés, “Anti-Gaspi” o AGEC, Anti-Gaspillage pour une Économie Circulaire), que impone limitaciones a ciudadanos para tirar objetos, incentivando su reutilización.
Sin embargo, otras normas, como el reciente control anunciado por la Agencia Tributaria sobre las ventas realizadas en plataformas de segunda mano (con un máximo exento de 30 compras al año, que equivale a solamente 2,5 al mes), pueden generar el efecto contrario. ¿Por qué establecer una limitación a darle una segunda vida a cosas que podrían terminar en la basura?
La oportunidad para hacer crecer la economía circular es aún enorme. Sacar las cosas de las casas y ponerlas en el mercado de segunda mano hará que, con nueva oferta, se genere más demanda. Nos queda mucho recorrido. Aunque estamos avanzando. Por ejemplo, la participación de mercado de la tecnología usada y renovada en Europa ha subido del 9% al 12%, en un año.
Adoptar la “cultura de vender” (o regalar)
Iniciativas como las que hemos compartido, que hagan fácil y atractivo vender (o regalar) aquello que ya no usamos, explican en buena medida este crecimiento. Una legislación favorable y mayor concienciación ciudadana lo pueden reforzar.
Que todo ello lleve a adoptar entre los consumidores una “cultura de vender” (o regalar) lo que ya no se necesita, complementaria a la tan arraigada “cultura de comprar”, podría suponer un salto cualitativo. No sólo en cuanto a aumentar el número de cosas a las que como sociedad damos una segunda vida, sino además al hacernos más conscientes y selectivos al hacer nuestras próximas compras.
¿Conoces otras experiencias? ¿Tienes otras ideas para lograrlo? Anímate a compartirlas en los comentarios.
Hay tantas cosas aún pendientes de “liberar” en nuestras casas… ♻️🎁🌍
Gracias por leer Verdades Incómodas
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